Diario de Mad Agriculture
La transformación
Publicado en
November 30, 2020
Escrito por
Omar de Kok-Mercado
Fotos por
Omar de Kok-Mercado
Todo comenzó con una pradera en flor durante un caluroso julio en Iowa. Mi colega y yo caminábamos a través de pastizales altos hasta el pecho, empapados de sudor, y transportábamos el equipo necesario para nuestro experimento. Con el zumbido de los insectos, armamos una escultura eólica hecha con cuatro grandes parasoles de papel montados sobre una llanta de bicicleta y una vara. La escultura reunía datos del viento, la luz, el movimiento, la temperatura y la humedad del suelo a lo largo de un ciclo lunar. Cada tres días, teníamos que hacer el mantenimiento de la escultura y durante esas visitas, documentábamos lo que podíamos ver, mientras la escultura registraba las sutilezas invisibles. Después creamos Steganos, un video de diez minutos manipulado en cuatro etapas usando los datos ambientales que acopiamos. A partir de eso, quise seguir explorando la idea de visualizar lo invisible. Me preparé para iluminar un proceso de transformación y empecé a proyectar, reflejar y mezclar el video con una serie de equipos audiovisuales analógicos y digitales a medida. Después construí un par de caleidoscopios de cuatro pies y reproduje los videos a través de ellos y empecé a tomar fotos de mi proceso.
Creo que es interesante que estas fotografías fueron tomadas con menos de un segundo de distancia. Muestra cómo el cambio súbito es adaptativo y retiene los elementos de su infraestructura anterior. El cambio es fluido y dinámico y cuando aprovechamos la infraestructura existente podemos facilitar la transformación. Hemos compartimentado los recursos de alimentos, energía, materias primas y fibra. Hemos construido autopistas, aeropuertos, represas y máquinas para mover productos, y al hacerlo, hemos fragmentado el paisaje. Creo que hay otra manera.
Es importante reconocer que el patrimonio agrícola de Iowa comenzó mucho antes que la colonización europea. Los ecosistemas de sabana de robles y de praderas alguna vez fueron parte de un vasto sistema agrario integrado que estaba estratégicamente gestionado por pueblos indígenas que producían alimentos, energía, materias primas y fibra. Estos ecosistemas fueron los pilares de lo que podríamos ahora llamar una meca de la agricultura regenerativa con gestión holística. ¿Cómo transformamos nuestra infraestructura existente de modo tal que el paisaje quede reconectado y se reconstruya su funcionalidad inherente para producir aire limpio, agua y abundante vida silvestre? Debemos construir corredores y repensar la transmisión de energía.
Quizá nos sintamos intimidados por los cambios que debemos hacer o solo demasiado agobiados para aceptar la complejidad de volver a introducir la diversidad en la tierra. Un punto de partida podría ser nuestro sistema de transporte. Podríamos empezar por los ríos y salirnos los valles de los ríos. Tomar los postes del tendido eléctrico y cortarlos para que estén más cerca del suelo, usar los postes como el armazón de una estructura solar y pasar el tendido actual por debajo de los paneles. Conectarse a la matriz para generar electricidad que sirva para activar cercas móviles, empezar el pastoreo solar. Incorporar abejas mieleras y diversas materias primas para digerir al biogás. Cubrir el borde con arbustos de cultivos arbóreos y hacer una transición a la silvopastura. Colocar una línea de ferrocarril que atraviese. Usar el ferrocarril para transportar animales y recursos a nuevos corrales, incluso acceso a cultivos de protección plantados en acres de cultivos en hileras. Pensemos en grande y podremos lograr la transformación drástica necesaria para conseguir un mundo que sea salvaje, domesticado y diverso.