Diario de Mad Agriculture
La esperanza de la primavera eterna
Publicado en
November 30, 2020
Escrito por
Clark Harshbarger
Foto por
Josh Addison
Sabemos por experiencia que hay unas pocas verdades básicas que el caos de nuestra sociedad no puede perturbar. Se necesita tener fe en estas verdades básicas, que algunos llaman las leyes de la naturaleza, para cultivar alimentos y fibra. También hace falta un cambio de paradigma en nuestro pensamiento para que uno entienda las complejidades que rigen las leyes de la naturaleza. La agricultura a imagen de la naturaleza es la primera perspectiva clave necesaria para empezar el recorrido hacia una agricultura regenerativa. Debemos diseñar nuestros sistemas agrícolas para que confíen en las sencillas verdades observadas durante nuestras experiencias de trabajo en la tierra. Conforme se nos revelen otras perspectivas claves a lo largo de este recorrido, nos inspirarán infinitas posibilidades sobre cómo se puede diseñar un sistema agrícola a imagen de la naturaleza. Podemos entonces usar planificación inspirada por nuestras observaciones para preparar al ecosistema agrícola para triunfar, todo mientras aceptamos que van a suceder cosas que no podemos controlar.
En consecuencia, debemos planificar como corresponde para diseñar la mayor cantidad de resiliencia posible en nuestro ecosistema agrícola. Emprendimientos simultáneos, uso de integración vertical en nuestra cadena de insumos, encontrar valor en socios alineados y, lo más importante, cultivar y criar plantas y animales que prosperen en nuestro ambiente ecológico. Y, de todos modos, debemos ser optimistas cautelosos de que las sencillas verdades observadas en años anteriores, seguirán siendo ciertas otra vez, al menos en alguna forma, este año. Una de las bellezas de la agricultura, y de la vida, supongo, es que nos tranquiliza cada año a través de la experiencia de que podemos confiar en estas verdades en épocas difíciles. Y a medida que tenemos más edad y sabiduría por nuestras experiencias, nuestra fe se fortalece por la resiliencia que construimos en nuestro sistema agrícola, todo mientras afianzamos nuestra relación con la tierra que custodiamos.
Nuestra experiencia nos dice que cada primavera, los días se alargarán hasta el solsticio de verano y luego se acortarán hasta el equinoccio de otoño hasta el primer día del invierno. Sabemos que la primavera traerá lluvia y, por último, la falta de heladas. Observamos que cada planta tiene un propósito y una relación con los pájaros, los insectos, los mamíferos y el suelo de su lugar. Vemos que la diversidad se corresponde con la salud de nuestros paisajes y se correlaciona con la abundancia de vida que vemos en nuestros campos. Sin embargo, la aparición gradual de estas verdades es sutil y a menudo nuestra sociedad las da por sentado. Esto se debe a que hace falta intención para observar las sencillas verdades en nuestras vidas cotidianas. Debemos bailar al ritmo de las estaciones, para producir los alimentos saludables y la fibra que sostienen a nuestra sociedad. Entonces, en agricultura, debemos tratar la dicotomía de la verdad y el control. Nos indoctrinaron para creer que podemos controlar el ambiente para asegurarnos el éxito de los sistemas de producción. Sin embargo, esto nos diferencia de todos nuestros homólogos de la naturaleza. Entonces, a medida que empecemos a abandonar nuestro deseo de controlar y la esperanza de la primavera eterna, empezaremos a hallar más paz en nuestras vidas.
Debemos tener un pensamiento holístico para planificar para las cosas ajenas a nuestro control como por ejemplo, la sequía, los incendios y las pandemias que hacen vacilar nuestro discurso social. Las cosas cambiarán, la vida tendrá ciclos y las cosas vivas que criemos, crecerán y, finalmente, envejecerán. Los mercados evolucionan igual que las relaciones con el personal y nuestros clientes. La oferta y la demanda decaerá y fluirá. La sencilla verdad es que desarrollar y mantener relaciones sinceras y honestas con nuestros clientes, empleados, familias y amigos lleva mucho trabajo. Y este trabajo nos conducirá al éxito en nuestras vidas más allá de las variables incontrolables, en constante cambio, que mencionamos antes. De hecho, el éxito de nuestra empresa puede depender de cuán bien nos hayamos preparado para los imprevistos. El éxito también depende de cuán dispuestos estemos a adaptar nuestros planes.
Nuestros hijos crecerán y nosotros también. Los políticos aparecerán y después desaparecerán en la historia. Ningún día perfecto ni trabajo o temporada perfectos durará para siempre, y eso está bien. El árbol más viejo en el bosque un día caerá y le dará lugar a otro. Podemos usar esta sabiduría para valorar nuestros días, momentos y años mientras vivimos las vidas que estábamos destinados a vivir. Y, en última instancia, el hecho de que el sol saldrá y se pondrá cada día, es nuestra máxima verdad. Y todos los días, la belleza de esta aparición diurna nos recuerda esta verdad.